domingo, 5 de febrero de 2006

Enanos

Cada vez que asistía a una función de circo deseaba enfáticamente que al menos una de las balas de salva que usaban los payasos fuera de verdad y así alguno de los horribles enanos que participaban de la función cayera redondo al piso para no levantarse más.

Cuando era un infante, contaba entre mis juguetes con un títere de peluche rojo con dos bolas de telgopor por ojos. Convenientemente apodado El Cuco, era una especie de Elmo al que yo quería y había hecho amigo de la bruja Cachabacha y el pato Donald, mis otros muñecos favoritos. Quizás fuera por su estridente color, yo creía firmemente que un halo siniestro lo rodeaba al Cuco.

Una noche, cuando el reloj del comedor marcó las cuatro de la mañana, un tono estremecedor, me despertó. La luna se filtraba por la ventana y descubrí que alguien debajo de mi cama sotenía al Cuco en el aire con su mano entre la pared y mi cama. El títere no sonreía y parecía enojado. Una voz aguda y chillona me hablaba y yo sentía mi corazón latiendo rapidísimo. Me sentía aterrado y una transpiración fría corría por mi espalda. Me escondí bajo las sábanas y me largué a llorar.

A la noche siguiente, los cuatro jinetes del Apocalipsis hicieron relinchar sus caballos en el reloj del comedor y el mismo resonar a mi lado me despertó. El Cuco junto a la cama y la misma voz que me habló la noche anterior reaparecieron. Llorando, estiré mi mano y alcancé a encender mi velador. No vi nada. Miré hacia el lugar de la biblioteca donde solía acomodar al Cuco y no estaba. No me animé a mirar debajo de la cama. Cuando apagué la luz, unos pequeños pasos se alejaron hacia el pasillo.

A la mañana no pude encontrar al Cuco por ningún lado. Le pedí a la mucama que lo buscara debajo de la cama pero ella tampoco pudo hallarlo. A los pocos días apareció en mi repisa. Le faltaba un ojos y su boca estaba cosida con hilo negro. Incapaz de dar un explicación lo quemé en el incinerador de basura de mis vecinos.

Tenía diez años cuando fuimos a visitar a una comadrona del pueblo para que le curara el empacho a mi hermano. Un ojo tuerto, varios dientes rotos, un rostro arrugado y un delantal marrón le daban un aspecto horroroso. Antes de retirarnos, me tomó del brazo, alzó el índice de su mano izquierda y con una mirada amenzante me dijo:

"Hay unos enanos que ayudan a Satanás en su búsqueda de nuevos caídos, se esconden debajo de tu cama y si te portás mal, esperan a que te duermas para tirar de tus piernas para llevarte con ellos al Infierno."

Los años han pasado y no puedo dejar mis pies colgando fuera del colchón. A veces lo hago sin querer y cuando me doy cuenta, un frío corre por mi cuerpo; recuerdo las maldades del día y supongo que quizás esa noche merezca arder en las llamas eternas.

22 comentarios:

Say No More dijo...

Mire Tux: encima que yo por mi propia parte ya tenía un cierto miedito de mirar abajo de mi cama de noche, ud pone este post??!!!
Gracias!!! Y que buena foto!!! Quién se la sacó?

Say No More dijo...

Ya le preguntó al enano? Y que le dijo? Digo... porque le puedo proponer que nos hagamos amigos y de paso no me asusta...

Tux Maniac dijo...

Say No More: La invitaría a dormir, pero le tengo que preguntar al enano. Con respecto a la foto, mi cámara tiene temporizador para autofotos.

Say No More dijo...

Cuando le pregunte al enano hablele bien de mi... asi cuando me quede a dormir no me asusta.

J dijo...

Tux,
Yo conocía la historia de un enano que habitaba bajo la cama, y era el encargado de pasar las hojas de los libros mientras uno leía por las noches, un tal Rabufeti. El mismo poseía la destresa de agarrar las escupidas que uno lanzaba, a fin de poder pasar las hojas del libro.
Pero es verdad, este era un enano maldito, porque en un acto de tiranía absoluta, y de lasrgas horas de lectura, lograba enganchar las historias salteando capítulos enteros, haciendo que libros como la divina comedia fuesen terminados en media hora, y que la las mil y una noches absorvidos en menos de una, todo con el propósito de ir a ingerir bebidas espirituosas en el bar mas próximo al domicilio de su patrón.

Say No More said...
Ya le preguntó al enano? Y que le dijo? Digo... porque le puedo proponer que nos hagamos amigos y de paso no me asusta...


Say No More, no se si es buena idea andar haciendose amigo de Rabufeti, porque los enanos tienen su fama.

Chucha said...
No se preocupe!! Si quiere puedo salir a protegerlo ya del enano maldito. Estoy dispuesta a luchar toda la noche si es necesario. :P


Say No More, ahora entiendo porque no le gusta la Chucha

Sugus dijo...

perdón, recién entro y les diría que aún no termino de captar la esencia del relato. Pero ¿es que nadie advirtió que El Cuco, Rabufetti o como le llaméis, está luciendo los calzones que tanto dieron que hablar en el post anterior?
Tux, no lo quiero asustar, pero acá hay gato encerrado!!

Tux Maniac dijo...

Say No More: Enganchate cancán.

Sugus: Rabufetti es el enano que vive debajo de la cama y vive de los desperdicios que uno arroja. El Cuco era, como ya dije, un títere que tenía en mi niñez. No los confundan! Con respecto al famoso boxer, preguntele a Pepé le Pew.

Cobani: El único propósito de este post era recordarle la historia de Rabufetti. Sabía que usted la iba a mencionar. Créame.

Princesita Dot: Así que usted cree que la foto está trucada?

Chucha: Gracias por su solidaridad. La tendré en cuenta.

Lara: Todos los enanos están malditos.

Tux Maniac dijo...

Tux, todos los enanos han sido condenados y están vengándose constantemente del resto de los seres humanos. Su tamaño es pequeño pero su resentimiento es muy grande.

Sabía que hay un enano que hace funcionar el lavarropas automático? Cuando se cansa empieza a esconder alguna de las medias que uno puso a lavar. En sus momentos de ocio, les busca alguna hebra floja y empieza a deshilacharlas. Luego, los hilos son escupidos por el lavarropas como simples pelusas y uno se pasa horas buscando los calcetines por los lugares más recónditos de la casa sin éxito.

Tux Maniac dijo...

Say No More, Mi Novia Favorita: No se peleen chicas que todavía tengo que convencer al enano. Y si no cede, vamos a dormir a otro lado.

Sugus dijo...

Sugus: Rabufetti es el enano que vive debajo de la cama y vive de los desperdicios que uno arroja. El Cuco era, como ya dije, un títere que tenía en mi niñez. No los confundan! Con respecto al famoso boxer, preguntele a Pepé le Pew.

Tux, ya entré a la página de Monsieur Pepé le Pew. Disculpe usted pero él mismo dice ser Monsieur Rabufetti y el Cuco.
Además, me parece que el tal Pepé es un grosso total así que por ello y por ciertas caracterìsticas personales mías, esas teorías suyas sobre el resentimiento de los enanos no me son particularmente gratas. Sépalo.


Con respecto a los duendes que habitan los lavarropas, creo fervientemente en ellos. En realidad, considero que también lo hacen en los placares, bajo las camas y otros rincones hogareños. Pruebas? Fácil: dónde pueden estar si no todas las medias que han quedado impares tanto en mi casa como en las de todos mis amigos. Caminan acaso las medias? No. Pero son los mismos duendes que un buen día nos permiten encontrar cosas que creíamos totalmente perdidas. Y eso bien vale algunas medias menos.

Tux Maniac dijo...

Sugus: Por más que este Pepé le Pew diga lo que quiera, son 2 seres distintos. Ah! Y un enano, no es lo mismo que un duende.

Sugus dijo...

Tux, si Ud. lee el lugar que me ha recomendado para ver la distinciciòn entre duendes y enanos, encontrará una prueba más de que su enanofobia es totalmente infundada. Vea también que prefieren las casas pequeñas con chimenea y entenderá porqué son más amigables conmigo que con usted. Pareciera que no les gustan los deptos.
Totalmente de acuerdo con Pepino el Breve en que fue el Yamamoto el que tiró la primera piedra.

Los años han pasado y no puedo dejar mis pies colgando fuera del colchón. A veces lo hago sin querer y cuando me doy cuenta, un frío corre por mi cuerpo; recuerdo las maldades del día y supongo que quizás esa noche merezca arder en las llamas eternas.
Yo diría que el Cuco que está bajo su cama cumple un papel muy útil al recordarle sus maldades....

Tux Maniac dijo...

Princesita Dot: En verdad su comentario supera ampliamente al de Pepe.

Creo que todos intuimos la existencia de enanos que llenan de miedo algunos momentos de nuestras vidas. El caso de la Princesita Dot es un fiel reflejo de ello.

AGP dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
J dijo...

AGP said...
Por las dudas yo no creo en nada de esas cosas... para mi si uno cree mucho se pueden aparecer.. je! pork uno ve siempre lo que cree que existe.


yo creo que existen las modelos en bolas en mi cama, y lo creo muy firmemente, pero a pesar de ello no aparecen (y ni le cuento del millón de dolares)

J dijo...

Tux,
Pensando en enanos me acorde del amigo,
lo conoces a marcelo?...

J dijo...

agachate y conocelo

sino, es el amigo de Estanislao, si los ves juntos en la calle te cuento como saludarlos, dale la mano a marcelo, y un besito a essssssssta

Tux Maniac dijo...

Cobani: Lo conozco a Estanislao, me parece que sale con su hermana.

Sugus dijo...

Che, Prince, ¿qué tiene de raro cómo escribe Pepê? Re claro el petiso.

Hablando de mieditos, yo particularmente recuerdo "El monstruo del gallinero", entidad algo difusa ya que a veces me lo imaginaba como a un hombre lobo y otras como a una especie de yeti, que con los años descubrí que era un cuidadoso invento de mi tía Negrita. Cuando veranéabamos en casa de mi abuela con mis hermanas, no queríamos dormirnos temprano. Entonces, mi tía organizaba la performance del monstruo del gallinero. Con paciencia de maestra, dibujaba quizás con alguna plantilla del Billiken las pisadas del monstruo rumbo al gallinero partiendo de la galería. Luego con algún otro instrumento (quizás un escobillón adornado con trapos) nos hacía ruiditos en la banderola de la pieza, con una voz de ultratumba que indicaba que si no dormíamos, nos comería. Eso era pedagogía!

Tux Maniac dijo...

Alguien se acordó del enano que prende la luz de la heladera cada vez que abrimos la puerta?

Sugus dijo...

Aguante la exclavitud de los enanos!! Sólo deben servirnos :D

Princesa, usted también!!
Vamos, que si yo imaginara alguien para servirme, pensaría en una especie de "Largo" como el de los Locos Adams.

Sugus dijo...

Ah, el zorrinito francés. No lo conocía por este nombre!!
Qué genial que era ese dibu, por favor!!
Ja, definitivamente era un tipo perseverante el zorrinito!! Qué buen recuerdo, Pepé, sepa usted que junto con el correcaminos, ha alegrado muchos momentos de mi infancia.
¿Sigue usando el mismo perfume?
Logró el amor de la gatita?